Fábricas, tubos enormes, pájaros, casas perfectas, gente cuidando el jardín, cortinas de flores, cortinas de terciopelo rojo, papel de colgadura de patrones, viejos con overoles, ferreterías, estaciones de gasolina, mujeres de pelo corto y perlas, estrellones, hadas, mujeres de pelo largo maltratadas, humo, carreteras, máquinas que cortan madera o pasto, lagos, ríos, policías, detectives, enanos, mujeres cantando, mujeres mirándose al espejo, cuartos de hoteles, restaurantes de carretera, camareras lindas, disparos, gritos, bailes, testigos, chicle, sangre, tazas de café, extraños, gente que pierde la memoria, misterios, telenovelas, música, flores bien cuidadas, luces que hacen corto…
Las películas de David Lynch están todas llenas de coincidencias en términos de imagen, historia y sonido. Esto no pasa solamente porque use los mismos actores encarnando diferentes roles o porque la música en la mayoría de las ocasiones la haga la misma persona. Después de ver cada una de ellas una y otra vez he llegado a la conclusión de que todas podrían ser la misma película y todos los personajes podrían hacer parte del mismo pueblo o ciudad pequeña en la que se desarrolla cualquiera de sus producciones. Los grandes temas con los que trabaja son recurrentes y aparecen en una película sorpresivamente y de manera aislada, solo para volver en una siguiente producción, años mas tarde, como una preocupación mucho mas grande.
En cada nueva película, David Lynch vuelve a hablar de la condición de esos lugares en los que vivió, de esos pueblos y pequeñas ciudades en los Estados Unidos, que al parecer son bellos, prósperos y pacíficos pero que esconden una vida subterránea que se muestra en sus películas de manera cruda. Aunque muchas personas pueden encontrar aspectos de sus películas excesivos, violentos sórdidos y depresivos, son precisamente estas particularidades las que le permiten a Lynch hablar sin tapujos de la desesperanza, la desazón, la sinrazón, la violencia y la agresión encarnada en las vidas de algunos habitantes de estos pueblos que se muestran al mundo como parte de un país democrático en el que cada persona importa al Estado y es cuidada por él y en el que un Estado todopoderoso controla todo lo que puede afectar a quienes lo componen.
Los habitantes de estos pueblos siempre son buenos y bellos pero tienen un lado de maldad que se va descubriendo a medida que las películas de desarrollan haciendo evidente la imposibilidad de esos mundos perfectos blancos y religiosos tan comunes en ciertos estados de los Estados Unidos y tan contradictorios con la naturaleza humana.
Imágenes e historias de este tipo, descripciones de lugares, personajes y situaciones como las que aparecen en Blue Velvet, Twin Peaks o La historia sencilla pueden ser encontradas en libros como Matar un ruiseñor de Harper Lee o A sangre fría de Truman Capote.
A partir de imágenes tomadas de diferentes películas de David Lynch hice una serie de 13 pinturas al óleo sobre madera. Estas pinturas buscan repensar la filmografía de este director y entender sus películas como una sola gran producción, además de establecer relaciones entre la pintura, la literatura y el cine.
Gabriela Pinilla, 2010