Unidad compleja interpuesta
Colectivo Maski
Cali, abr. - may. 2016
La materia es espacio de reflexión. La materia rumiada en la reflexión, trabajada hasta alcanzar la técnica o vivida y manipulada por el azar, es a su vez composición del espacio que llamamos mundo, país, ciudad y más que nada, composición del espacio humano que habita una colectividad.
La realidad de esta materia en el horizonte de las calles caleñas, condicionada por los pasos humanos, la brisa, las carretillas, el rebusque, por las olas de ruido, por el sudor y el colorido tinte de pieles y disfraces, crea otros espacios que aseguran el encuentro con la unidad, que la materia conducida y hecha escenario político, fragmenta: La vida cotidiana se emplaza en el vértigo, en ese agujero que dejan de habitar las estructuras pensadas desde el poder y casi siempre, la experiencia de esta vida subsiste con su candor punzante, en remanentes materiales o relatos, haciendo de las determinaciones espaciales de esta materia conducida, monumentos vivientes en el tejido urbano más allá de su icónico propósito o despropósito.
Y como Cali se camina, es caminando las calles que uno se da cuenta de que esos emblemáticos gigantes, como el Coliseo del pueblo, proyectados como consolidación de la urbana identidad caleña, hacen parte de una estrategia estética de la ideal cartografía moderna, que desde los años veinte buscó romper el pueblo y hacer ciudad. Pero hoy, todas estas edificaciones reposan entre calles irremediablemente preñadas de una historia malograda que, no obstante, reconstituyen su valor en lo cotidiano a fuerza de ser rodeadas, habitadas.
Hoy, bajo la sombra de palmeras y guayacanes, entre sombrillas de colores y en el término que tarda la mirada en recorrer el complejo deportivo, Cali vuelve de repente al éxtasis, al arrebato, a la confusión e indignación popular de la realidad de 1971, que persiste a la manera del 2016. Perdurables en el tiempo, insisten con la solidez de sus fachadas en gritarle a Cali aquella consigna muda de “Capital deportiva de Colombia y de América”. Y Cali que hierve, que llueve; pero luego escampa o llega la brisa, luego la sed, el hambre, el cansancio, luego un cholao’, un tintico, un chontaduro y aquí no pasó nada. Eso sí, pasaron los panamericanos de los 70 pero después, una vez el plano urbano asumido, estas insignias arquitectónicas subsisten gracias a la experiencia humana actual que las visita, como tensión permanente entre existencia y espacio, entre constructo y realidad.
Esta tensión marca así los pasos del andar la calle en Cali, del andar por esas calles que ceden sus esquinas a los materiales iconos de ciudad que, intervenidos a su vez por el tiempo y los hombres, generan un particular equilibrio, una actual estética local de espacios humanos emergentes que los resignifican y viven de ellos y con ellos. Es precisamente esta estética de la experiencia humana creadora de nuevos espacios, el portal que abre Maski con sus obras. Estética de los fenómenos de reconstrucción y reciclaje, de la instalación que allana los abismos entre el humano significado y el cemento, tan valiosa para establecer una lectura del presente más compleja y menos unívoca, que nos saque de la visión idílica del ahora y de la crítica parcializada del aquel entonces.
La materia atomizada en las obras de Maski, muestra los remanentes simbólicos de las obras arquitectónicas propias del contexto panamericano caleño de 1971. Dichas obras, a la vez públicas en su inercia constitutiva y tan arbitrariamente privadas en la mirada ideológica de la época, se convierten en materia de reflexión de manifestaciones artísticas con validez propositiva. Bajo dicha reflexión, el espacio físico y experiencial que abren estas producciones monumentales, se descarta de luces inexistentes, de encuentros anodinos, foráneos, de juicios, de momentos inducidos y se muestran como lo que son: transformaciones y confrontaciones necesarias, provocadas por los cambios técnicos, sociales y culturales vinculados a la experiencia con la materia convertida en espacio público.
La inocente farsa de la ideología se resuelve en la libre observación que se permite exponer Maski en estas piezas: romper con los juicios excesivos que no ven sino un aspecto de las cosas, despejando así toda la complejidad de lo real y delimitando las contradicciones que lo componen.
Juliana Vélez
Créditos
Exposición
Unidad compleja interpuesta
Fechas
Abril 8 – Mayo 6, 2016
Lugar
(bis) | oficina de proyectos
Calle 23 Norte 6AN-17, oficina 412
Cali, Colombia
Artista
Colectivo Maski
Escritor
Juliana Vélez
Agradecimientos
Alberto Campuzano
Sebastián Galarza
Ana María Rosero